Nutrición y Autoinmunidad: Qué Dice Realmente la Evidencia sobre la Dieta Antiinflamatoria y el Gluten
Irene Villalón
16/12/2025


Vivir con una enfermedad autoinmune puede ser un camino de frustración y agobio. Navegar un diagnóstico complejo, la sobrecarga de información y síntomas persistentes pueden resultar abrumador. Si te sientes perdido en un mar de consejos contradictorios y ruido informativo, no estás solo.


Este artículo no pretende reemplazar el consejo de tu equipo médico, que es fundamental. Su objetivo es contribuir a conocer un poco más sobre las enfermedades autoinmunes y la relación de la nutrición con ellas para empoderarte en tu camino hacia el bienestar.


A continuación, te presentamos algunas claves que pueden ofrecerte algunas ideas importantes en la relación que hay entre la alimentación y las patologías autoinmunes.



Las enfermedades autoinmunes son patologías que se producen cuando el sistema de defensa del cuerpo, cuyo propósito es protegerlo entre otros de infecciones, bacterias y virus, funciona de manera alterada y ataca por error sus propias células y tejidos sanos.


El sistema inmunitario está diseñado para reconocer las células del organismo como "propias" y a los patógenos como "no propios". Sin embargo, en las enfermedades autoinmunes, el sistema inmune se confunde e identifica erróneamente a las células propias como dañinas de manera que las ataca. Las enfermedades autoinmunes son generalmente enfermedades crónicas.


Se conocen más de 80 trastornos autoinmunitarios. En algunas patologías autoinmunes el daño se concentra en un solo órgano o tejido. En otros casos, la afectación se produce en varios órganos o sistemas de todo el cuerpo.


El origen de la mayoría de las enfermedades autoinmunes es desconocido. Se hipotetiza que son un conjunto de enfermedades multifactoriales, desencadenadas por la interacción de los genes, el sistema inmunitario y el medio ambiente.


Hay enfermedades autoinmunes donde la alimentación juega un papel especialmente relevante, como es en el caso de la enfermedad celíaca, donde la retirada del gluten es esencial en el tratamiento. Sin embargo, en la mayoría de casos no parece haber una relación directa de la alimentación con la patología. Sin embargo, aunque la nutrición por sí sola no tiene potencial curativo para las enfermedades autoinmunes, promover un estado nutricional adecuado es importante para la salud general, así como en algunos casos puede contribuir a atenuar la sintomatología.

 

Tu Tratamiento es un "Jenga", No una Sola Píldora


A menudo, el tratamiento de una enfermedad autoinmune se percibe como la búsqueda de la "píldora mágica". Sin embargo, la Dra. Simon Singla, reumatóloga, propone una metáfora mucho más útil: un juego de Jenga o una pirámide. En esta estructura, la base fundamental e indispensable es la medicina convencional: tus especialistas, tus fármacos y tus seguimientos clínicos. Esta es la pieza que sostiene todo lo demás.


Pero para que la torre sea estable y resistente, necesitas añadir otras piezas cruciales sobre esa base. Se van construyendo capas de bienestar con la nutrición como herramienta para modular la inflamación, el sueño como el pilar de la reparación, el movimiento adaptado como medicina y las técnicas mente-cuerpo para gestionar el estrés.


En la cima de la pirámide, manteniendo todo unido, se encuentran la resiliencia y tu red de apoyo. Este enfoque integrador no se trata de "medicina convencional vs. alternativa", sino de una colaboración donde cada pieza refuerza a las demás para construir un bienestar sólido y duradero.

 

El tratamiento nutricional en los trastornos inmunológicos es un proceso dinámico que debe adaptarse a cada fase de la enfermedad (periodos agudos y de remisión). Los objetivos clave son:


Mantener un Estado Nutricional Óptimo: Es esencial durante los periodos sintomáticos, prevenir el deterioro durante los episodios agudos y mejorar durante los periodos estables libres de sintomatología.


Dieta Densa en Nutrientes: La dieta debe contener una elevada densidad en nutrientes para prevenir carencias nutricionales. Una buena alimentación general implica reducir ultraprocesados y alcohol, y potenciar el consumo de frutas, verduras, legumbres, y proteínas y grasas saludables.


Existe un consenso en que no hay una única definición aceptada para una "dieta autoinmune" que sirva para todas las personas. Las dietas deben adaptarse individualmente a la patología en concreto y a las necesidades del paciente. Algunos de los perfiles dietéticos que acumulan mayor evidencia en ser beneficiosos en las patologías autoinmunes son:


Dieta Antiinflamatoria: El enfoque antiinflamatorio es considerado el camino principal ya que beneficia a la mayoría, independientemente de la condición autoinmune.


Consiste en aumentar la densidad de nutrientes, incluyendo frutas, verduras, pescado (por el omega-3), frutos secos, semillas, fibra y aceite de oliva. La dieta Mediterránea, como ejemplo de patrón de alimentación que fomenta el consumo de alimentos antiinflamatorios y antioxidantes, ha demostrado ser útil en algunas patologías autoinmunes como la artritis reumatoide o en trastornos tiroideos.


Protocolo Autoinmune (AIP): Es un plan alimentario temporal muy restrictivo que combina alimentación y hábitos saludables.


Se eliminan alimentos susceptibles de promover inflamación para regenerar un sistema digestivo permeable y reducir la actividad inmunitaria. El AIP no tiene un alto nivel de evidencia científica, pero se utiliza en pacientes con trastornos autoinmunes, especialmente digestivos, que no mejoran con la terapia básica.


Dietas de Eliminación (Gluten/Lácteos): Se ha observado remisión de síntomas en algunas patologías autoinmunes al retirar antígenos como el gluten o las proteínas lácteas. La eliminación del gluten es la única forma de manejar la enfermedad celíaca.


Los pacientes de algunas patologías autoinmunes pueden presentar mejoras de sus síntomas con una dieta sin gluten (incluso sin celiaquía) y, a menudo, sin lácteos.


Otras dietas: Las dietas basadas en plantas pueden beneficiar a personas con artritis reumatoide o lupus.

 

Nutrientes Clave para la Modulación Inmune


Ciertos nutrientes han demostrado un papel significativo en el abordaje nutricional de las enfermedades autoinmunes, centrándose especialmente en sus propiedades antiinflamatorias.


Mientras que el mercado de suplementos puede ser abrumador, la ciencia nos da un punto de partida claro y enfocado, señalando a dos nutrientes como protagonistas en la modulación de la respuesta inmune. La investigación se ha centrado de manera consistente en la Vitamina D y los ácidos grasos Omega-3 (AGP-ω3) por su papel en la respuesta inmunitaria e inflamatoria.


Vitamina D: La investigación explica que su importancia va más allá de la salud ósea, ya que influye directamente en la regulación de la respuesta inmune, ayudando a modular las defensas del cuerpo. Los niveles en sangre bajos se han relacionado con un empeoramiento de la AR. Se obtiene principalmente de la exposición solar, y en menor medida de pescados azules, huevo o lácteos enteros.


Ácidos Grasos Omega-3: Son clave para el abordaje nutricional. Tienen utilidad clínica en enfermedades autoinmunes y se relacionan con la disminución de procesos inflamatorios. Presentes en pescados azules y ciertas semillas, como el lino o la chía, han demostrado su capacidad para modular procesos inflamatorios.

 

Otros nutrientes importantes son los antioxidantes o el selenio. Basar la alimentación en frutas y verduras, que aportan antioxidantes, es recomendable para contrarrestar el estrés oxidativo y la inflamación.


El aceite de oliva puede tener un efecto antiinflamatorio debido a su componente principal, el ácido oleico, además de sus componentes polifenólicos con propiedades antioxidantes.

 

Por otro lado, los probióticos ayudan a mantener la microbiota intestinal y modulan la respuesta inmune de la mucosa digestiva, lo que podría disminuir la inflamación. Estudios con altas dosis de probióticos de varias cepas combinadas han mostrado una mejoría en la clínica inflamatoria de pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales, siempre en conjunto con la medicación adecuada.


Dada la complejidad de la relación entre nutrición y autoinmunidad, es crucial que los pacientes trabajen con un dietista-nutricionista que pueda crear un plan individualizado, variado y equilibrado, especialmente en casos en los que sea necesario recurrir a las fases de eliminación de dietas restrictivas.

 

Otros hábitos y estilo de vida son igual de relevantes en las patologías autoinmunes que la propia alimentación.


En la búsqueda del bienestar, la dieta suele acaparar toda la atención. Sin embargo, los expertos señalan que podríamos estar subestimando un factor aún más poderoso: el sueño.


¿Por qué es tan crucial? El sueño es el momento en que tu cuerpo realiza multitud de procesos de reparación lo que contribuye a reducir la inflamación. Una recomendación práctica y sencilla es establecer una rutina nocturna sin exposición a pantallas (televisión, móvil, tableta) al menos 20 minutos antes de acostarte para mejorar la calidad de tu descanso.


Cuando se vive con dolor crónico, la idea de hacer ejercicio puede parecer contradictoria o incluso intimidante, sin embargo, es un factor también relevante. La clave no está en la intensidad, sino en la constancia y en empezar de forma extremadamente gradual. El objetivo es avanzar poco a poco, escuchando a tu cuerpo para evitar sobrecargarlo. Contar con el apoyo de profesionales de la actividad física es esencial para que la actividad física sea correctamente pautada y dirigida, adaptada a las necesidades de cada paciente.


Tu mayor aliado, tu red de apoyo. Enfrentar una enfermedad crónica es duro y puede suponer sentimientos de aislamiento, incomprensión, etc. Los sistemas de apoyo son un pilar crucial el tratamiento. Una red de apoyo sólida —ya sea tu familia, amigos, grupos de apoyo u organizaciones de pacientes, tratamiento psicológico— proporciona el sustento emocional y mental necesario para navegar los altibajos de la enfermedad.


Cuidado con aquellas terapias que prometen la curación


El estilo de vida y los hábitos son factores relevantes en el tratamiento de las patologías autoinmunes, pero hay gran cantidad de información errónea o profesionales poco fiables. Aquí tienes algunas "banderas rojas" para identificar prácticas que deberías evitar:


Promesas de "curación": Ten cuidado con cualquiera que prometa "curarte" o afirme tener la solución definitiva. Las condiciones autoinmunes son complejas y no tienen curas sencillas.


Exige un enfoque individual, no una fórmula para todos: Tu tratamiento debe ser adaptado a tu cuerpo, tu condición y tus circunstancias.


Pregunta por la evidencia: Un buen profesional basará sus recomendaciones en datos sólidos, no únicamente en evidencia anecdótica o en "lo que le funcionó a otro paciente".


Busca la autenticidad: Un profesional genuino y seguro de sí mismo no tiene miedo de admitir si no sabe algo. Estará dispuesto a investigar o a referirte a otro experto si es necesario, en lugar de pretender que lo sabe todo.

 

Tu Camino Personalizado hacia el Bienestar


Manejar una enfermedad autoinmune es un proceso dinámico y holístico que va mucho más allá de la medicación. Al ver tu tratamiento como una estructura compuesta, donde cada pieza —nutrición, sueño, movimiento y apoyo emocional— es vital para la estabilidad, te empoderas para tomar un rol activo en tu propia salud.


No se trata de encontrar una solución mágica, sino de construir un sistema de bienestar personalizado y resiliente.


De todas estas claves, ¿cuál es el primer pequeño paso que podrías dar hoy para tomar un rol más activo en tu bienestar?


Imagen de Freepik

 

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